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tanta rapidez.
- En?
- He dicho: soy bonita?
- Sabes malditamente bien que lo eres!
- S. Tambin puedo cantar un poco y bailar, pero no podra hacer gran cosa si no fuera
as, porque apenas soy una actriz de tercera fila. As que tengo que ser bonita. Cul
crees que es mi edad?
Consegu no desorbitar los ojos.
- Eh? Ms de la que Jeff piensa que tienes. Veintiuno como mnimo. Quiz veintidós.
Suspiró.
- Holly, soy lo suficientemente mayor como para ser tu madre.
- Eh? Tampoco me creo eso.
- Me halaga que no se me note. Pero as es, y aunque Jeff es un encanto, nunca hubo
ninguna posibilidad de que yo me enamorara de l. Pero lo que yo sienta por l no
importa; lo importante es que l est enamorado de ti
- Qu? sa es la cosa ms tonta que has dicho hasta ahora! Oh, s que le gusto... o
le gustaba. Pero eso es todo. - Tragu saliva -. Y con eso tengo bastante. Bueno, sólo
tendras que or la forma en que me habla.
- La he odo. Pero los chicos a esa edad no saben decir lo que piensan; se sienten
azarados.
- Pero...
- Espera, Holly. Vi algo que t no pudiste ver porque habas perdido el conocimiento.
Cuando las dos camos, sabes lo que ocurrió?
- Esto, no.
- Jeff llegó como un ngel vengador, apenas un segundo despus que nosotras.
Estaba arrancndose las alas apenas tocar el suelo, liberando sus brazos. Ni siquiera me
echó una mirada. Simplemente pasó por encima de m, te recogió, y te acunó entre sus
brazos, mientras las lgrimas caan a chorros de sus ojos.
- Lo hizo?
- Lo hizo.
Pens en aquello. Quizs aquel gran estpido sintiera algo de afecto hacia m, despus
de todo.
- As que ya lo ves, Holly - insistió Ariel -; aunque no le quieras, debers ser muy gentil
con l, porque l te ama y podras hacerle un dao terrible.
Intent pensar. El amor segua siendo algo que una mujer de carrera debera evitar,
pero si Jeff pensaba realmente as, bueno... comprometera mis ideales casndome con
l sólo para hacerle feliz? Para mantener unida la firma? Sólo para eso?
Pero si lo haca, ya no sera la Jones & Hardesty; sera la Hardesty & Hardesty.
Ariel segua hablando:
-...incluso podras acabar enamorndote de l. Es algo que suele ocurrir, cario, y si as
fuera, lamentaras el haberle apartado de ti. Alguna otra chica podra atraparlo; y l es un
gran chico.
- Pero... - me call, pues acababa de or los pasos de Jeff: son inconfundibles. Se
detuvo en la puerta y nos miró a las dos, con el ceo fruncido.
- Hola, Ariel.
- Hola, Jeff.
- Hola, Fracción. - Me miró detenidamente -. Hey, ests hecha una birria.
- T no ests mucho mejor. He odo decir que tienes pies planos.
- Para siempre. Cómo te las arreglas para limpiarte los dientes con estas cosas en los
brazos?
- No me los limpio.
Ariel se levantó de la cama, quedndose en equilibrio sobre una pierna.
- Tengo que irme. Nos veremos luego, chicos.
- Hasta luego, Ariel.
- Adiós, Ariel. Esto... gracias.
Jeff cerró la puerta despus de que ella se hubo marchado, volvió junto a la cama y dijo
hoscamente:
- Estte quieta.
Luego me rodeó con sus brazos y me besó.
Bueno, no poda impedrselo, no? Con los dos brazos rotos? Adems, aquello
estaba en consonancia con la nueva poltica para la firma. Me qued sin habla porque Jeff
nunca me haba besado, excepto en los cumpleaos, pero eso no cuenta. Pero intent
devolverle el beso y demostrarle que se lo agradeca. No s qu maldita cosa me habran
estado dando, pero empezaron a tintinearme los odos y me sent flotando de nuevo.
Luego l se inclinó sobre m.
- Renacuajo - me dijo apesadumbrado -, me has hecho sufrir mucho.
- Pues t no eres ningn saldo, pies planos - respond con dignidad.
- Supongo que no. - Me miró tristemente -. Por qu ests llorando?
No saba que lo estuviera haciendo. Entonces record el porqu.
- Oh, Jeff... he destrozado mis hermosas alas!
- Conseguiremos otras. Esto, preprate. Voy a repetirlo.
- De acuerdo. - Lo hizo.
Supongo que Hardesty & Hardesty queda ms rtmico que Jones & Hardesty.
Realmente, suena mejor.
SI ESTO CONTINUA...
1
Haca fro en la muralla. Me puse a dar palmadas con mis entumecidas manos, luego
me detuve rpidamente por miedo a molestar al Profeta. Mi puesto aquella noche estaba
precisamente fuera de sus aposentos personales... un puesto que haba obtenido por ser
el ms cuidadoso y pulcro y listo a la hora de montar guardia... pero ahora no deseaba
llamar la atención sobre m.
Por aquel entonces yo era joven y no muy brillante... un recin enviado de West Point y
un centinela de los ngeles del Seor, la guardia personal del Profeta Encarnado. Cuando
nac, mi madre me consagró a la Iglesia, y a los dieciocho aos mi to Absalón, un antiguo
censor laico, consiguió del Consejo de Ancianos un puesto para m en la Academia
Militar.
West Point me gustó. Oh, claro que me una a las habituales quejas de mis
compaeros de clase, las habituales lamentaciones comunes a la vida militar, pero a decir
verdad me gustaba la rutina monstica: levantarse a las cinco, dos horas de plegarias y
meditación, luego clases y conferencias sobre los interminables temas de la educación [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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