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cosas más agradables que jamás me hayas dicho. Probablemente la única cosa
agradable que jamás me hayas dicho, ¿Qué vamos a hacer ahora?
Jesús... calculo que lo primero que tenemos que hacer, Bill, es bajarnos en la
parada de Flushing de este tren subterráneo.
A mí me parece muy bien.
Me alegro de ver que ya lo has comprendido. Y luego iremos a buscar a sir Dudley
la puerta temporal al partido de criquet, sea lo que sea eso, en algún lugar llamado
pabellón británico. Y luego, discúlpame la expresión, ¡intentaremos averiguar qué
demonios ha ocurrido! Aparentemente, todo está del revés! Como aplicado estudiante
de vuestra pasada historia, no puedo imaginarme qué puede haber ocurrido para
permitir que los nazis hayan tomado el poder en América. Tengo la fuerte sospecha de
que hay un afluente del tiempo que se ha desviado muy seriamente, para reemplazar la
principal corriente de la literatura de ficción por el porno duro; eso tiene algo que ver
con el problema.
¡Eso es! manifestó su acuerdo Bill, en voz alta, aunque no tenía ni la más ligera
idea de qué era aquello a lo que se refería Bgr.
Y lo más importante dijo Bgr, mientras el morro le temblaba rápidamente , es
que tenemos que asegurar la existencia de los chingers en este sucio Universo.
Vamos.
Bill se bajó del tren subterráneo en la parada de Flushing, y dejó que el rugiente
vagón se llevara el cadáver del nazi a las profundidades de Queens. Transportaba a
Bgr en el bolsillo, cosa que resultaba de lo más incómoda, ya que el planeta de los
chingers era de alta gravedad, y el pequeño alienígena no era precisamente un peso
ligero. Bill subió por las escaleras del subterráneo y salió a la Feria Mundial de 1939.
Jesús! exclamó Bgr desde su posición elevada en el bolsillo de Bill . Esto no
se parece demasiado a lo que según dijo el señalador temporal sería la Feria Mundial
de 1939... pero es que, claro está, se trata de un 1939 diferente, ¿no es así?
Sí. Supongo que sí.
A Bill le parecía que tenía buen aspecto. Muchos edificios, vehículos, puestos de
exposición, comida y bebida.
Me pregunto si habrá algún bar por aquí inquirió Bilí, plañideramente.
Ni siquiera pienses en la bebida por un tiempo. Estamos cumpliendo con una
misión.
Avanzaron por debajo de las arcadas en dirección a las instalaciones de la feria.
Esas esvásticas dijo Bgr, señalando las gigantescas cruces gamadas que
colgaban de un arco y virtualmente de todas las casetas . Creo que no deberían estar
ahí.
¿No?
Sólo esperemos que sir Dudley no se haya metido en problemas... y que el
Imperio Británico continúe existiendo para que tengan un pabellón aquí. -Jesús!... esto
no tiene muy buen aspecto, Bill. No, en absoluto. ¡Y odio hallarme varado en esta
época en particular!
Bill estaba mirando la exposición del Oktoberfest* y la enorme cantidad y variedad de
barriles de cerveza. Según parecía, tampoco faltaban bares en 1939. Él era un buen
trabajador y probablemente podría encontrar trabajo en alguna parte. Quizá a Bgr no le
gustara, pero se sentía bien en lugares como ése.
Sin embargo, era un soldado, y tenía un emperador que servir, un trabajo que hacer,
un juramento que defender y una lealtad que recordar.
Ni siquiera Bill podía creerse ese panfleto, pero a pesar de todo continuó con su
misión. Aunque no fuese por otra razón que porque había sido víctima de un lavado de
cerebro militar y tenía aproximadamente tanto libre albedrío como una pulga.
A Bill le gustaban las ferias. Le gustaban mucho. En Phigerinadon II también se
celebraban ferias y, una vez, cuando él tenía diez años, su mamá le llevó a la feria
mundial de Phigerinadon II. No fue ni mucho menos tan grande como esta feria mundial
de la Tierra en 1939, claro está, pero para un niño de diez años era la más maravillosa
experiencia imaginable.
Fue en la feria mundial de Phigerinadon II donde Bill decidió que quería crecer y
hacerse técnico fertilizador. El tema de aquella feria en concreto había sído, de hecho:
«Mejor vida gracias al Fertilizante». ¡Bill, que ya había estado trabajando en los
*
«Fiesta de octubre», la famosa Fiesta de ia Cerveza de Munich. (N. del E.)
campos, se maravilló ante lo fantástico de la nueva tecnología y las nuevas y
apasionantes posibilidades del fertilizante! Nunca se había dado cuenta de cuántos
tipos diferentes de fertilizantes existían y de cómo, a través de la ingeniería genética, el
cruce científico controlado y una buena y bien entrenada nariz, uno podía desarrollar el
fertilizante exacto para la semilla exacta.
Aquello había sido una revelación. El niño había quedado fascinado. Solicitó una y
otra vez la entrada en la Escuela de Fertilizadores. Obtuvo resultados pasmosos en la
prueba de coeficiente intelectual para fertilizadores.
Los técnicos fertilizadores exclamaron con júbilo ante aquellos resultados y
proclamaron que era un genio. Querían enviarle a la Universidad de Mundo Fertilizador,
y concederle una beca especial Thomas D. Caquer.
Sin embargo, mamá le necesitaba para que trabajara los campos, por lo que no
pudo ir, A pesar de todo, aquéllos eran recuerdos dorados de la feria de Phigerinadon
II.
Y ahora, aquí estaba en otra feria mundial. Bill no pudo evitar sentir un ligero
estremecimiento de nostalgia.
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